La Alimaña
miércoles, 25 de enero de 2012
Diálogo de supermercado
En la rotisería del supermercado, una señora espera a ser atendida. Tiene las manos deformes: los dedos están pegados formando dos grandes bolas de carne con garras. A su lado una mujer gorda y con pinta rara comienza a hablar sola. Se mira las manos y dice: “Ay, esta semana me tengo que hacer las manos”. Se las observa desde todas las perspectivas y luego se dirige a la señora de las manos deformes: “Las tengo horribles”. La receptora no emite sonido. Se hace un silencio. La mujer busca en su mente algo para decir. Y por fin se detiene en las manos de la acompañante: “Vos las tenés bastante lindas. ¿Dónde te las hacés?”. Otras personas que esperan en la rotisería –y nada tienen que ver con la pareja- observan la situación, de reojo, perturbadas. El silencio es incómodo. La mujer de las manos deformes traga saliva. “35”, grita la chica de la rotisería. Ésta se abre paso violentamente entre la gente, mientras la gorda la mira alejarse.
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